Era el verano de 2008, tras un fracaso de segunda vuelta en el regreso del Real Murcia a Primera División, un plantel ilusionante dirigido por Javier Clemente tenía un objetivo claro: luchar por ascender.
Era el verano de 2008, tras un fracaso de segunda vuelta en el regreso del Real Murcia a Primera División, un plantel ilusionante dirigido por Javier Clemente tenía un objetivo claro: luchar por ascender.